31 de agosto. Los dos principales meses de verano han volado, y nunca mejor dicho. Nunca se me había pasado tan rápido el tiempo como se me está pasando este fugaz 2007... y todo ello sin llegar a hacer una gran cantidad de cosas (siempre se pueden hacer muchas mas...).
Si nos remontamos hace un año, me encontraba estudiando un par de asignaturas para septiembre mientras alternaba con una beca bastante apañada que tenía para el verano. Cuando justamente acabé de hacer el último examen, una llamada telefónica me sorprendió: yo sería la persona que organizaría las Jornadas de Recepción de la Universidad ese año. La verdad es que no me lo creía. La tarea se prolongó hasta casi la navidad, en la que viví experiencias inolvidables, trabajé en equipo, saqué el relaciones públicas que tan en secreto guardo, y disfrute como un auténtico niño durante los dos días que duró aquello. Tanto trabajo que había costado, y daba pena darlo por finalizado. Conjuntamente tuve que sincronizarlo con las clases y prácticas del que sería mi último año académico, con mi beca anual como informador, y con la organización de dos cursos casi seguidos. Cuando me quise dar cuenta, fue navidad. Una navidad bastante atípica, la verdad... como las de hace un par de años para acá... Pero con un momento bastante especial que recordare por mucho tiempo.
De nuevo cuando abrí los ojos, eran plenos exámenes. Y ahí estaba yo, llendome solo todas las mañanas a la otra punta de la ciudad, a refugiarme entre libros todo el día, hasta el anochecer del invierno. Y despues continuamos con más cursillos, y con unos viajecitos, que también los recordaré como momentos muy especiales, y con la mayor de las alegrías al pensar en que no serán los únicos.
Y llegó la semana santa, igualmente atípica, puesto que estuve... (¿cómo sería la palabra... exclavizado?) por un trabajo que resultó ser el más tedioso de la carrera, y en el que puse el resto, con la satisfacción de obtener un buen resultado.
Y de nuevo exámenes, con sus altibajos anímicos, con sus momentos de moral y de cansancio, pero igualmente dando lo máximo, e incluso (y conste que odio estudiar con todas mis fuerzas...) saboreando esos momentos. ¿Por qué? porque a pesar de no ser de total agrado, serían los ultimos; tocaba cerrar etapa, y las etapas me gusta cerrarlas con una sonrisa, con la mejor de las sonrisas. Y creo que lo conseguí: tengo un título, estoy de prácticas en un ambiente de trabajo envidiable, con unos compañeros que todos desearíamos.
Y por supuesto, a lo largo del año, conociendo a mucha gente, con algunos congeniando más y otros menos, pero igualmente intentando conocer lo mejor posible a la gente que me rodea: charlas, cafés, largas conversaciones transcendentales, mudanzas, interminables horas de viaje o conversaciones cibernéticas. Y sin haber "juergueado" mucho, no me considero en ese aspecto como insatisfecho, porque este año, más que nunca he procurado hacer lo que realmente me apetecía en cada momento. Y puedo decir que en todo este año me he sentido feliz.
Y es asi como llegamos a día de hoy, despues de un año, con sus 365 días, en los que el tiempo nunca fue tan relativo. Ojala los años venideros sean lo más parecido a este.
¿Y por qué os cuento todo esto? Anoche me dí cuenta que era el momento, el momento de recordar y hacer balance de mis últimos instantes como estudiante, intensos... saboreando cada momento; de ser consciente que estos momentos seguramente no se volverán a repetir...
Si niña, al final echaré esto mucho de menos.
El Poder y la Risa
Hace 5 años
1 comentario:
Felicidades!!
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