domingo, 26 de agosto de 2007

Punto de inflexión

Este largo verano me ha hecho pensar y meditar sobre muchas cosas. La mente, liberada de la pesada carga que supone estudiar a alto nivel, la deja libre para otros menesteres, muchos de ellos constructivos.

Empecé el verano terminando una etapa y celebrándolo apenas, por diversas circunstancias. Pasé sin ningún respiro de la vida académica a la laboral, sin tiempo a pensar sobre ello. Y la verdad es que los cambios repentinos suelen ser a veces los menos agónicos. Pero antes o después llega el momento en el que reflexionamos sobre el cambio, y te das cuenta que el cambio no representa una única consecuencia, ya que afecta a los principales niveles sobre los que sustentas tu vida, y atendiendo a la nueva circunstancia actuar a tal efecto. Es por ello que quizás este cambio se deba traducir en una manera distinta de actuar diversas situaciones: ahora me veo con más afán de enfrentamiento, más analista, medito más, pienso aún más lo que hago, y ya lo que me molesta, por pequeño que sea, no contemplo callarme. ¿Por qué antes lo hacia? simple parsimonia: soy una persona a la que los enfrentamientos con otras personas lo merman mucho psíquicamente, y esto se traducía en un bajo rendimiento académico, que muchas veces he visto reflejado. Por ello en los ultimos años tomé la determinación de tener una extrema mano izquierda y evitar cualquier roce en la medida de lo posible. Ahora no los evito, simplemente pienso que no me tengo que apartar de mi camino.

Y es por ello que me encuentro en este punto de inflexión, en el vértice entre dos pendientes del sendero de mi vida, y ese cambio de pendiente obliga un cambio de marcha, y es lo que quiero imprimir. Empiezo a mostrar las cartas, a jugar las mejores manos, porque es el momento y el lugar, y me veo con fuerzas para ello.

El equilibrio es inestable y nos puede hacer cambiar repentinamente. Terrible ironía.

Saludos

3 comentarios:

Ank-Su-Ra dijo...

Pues... si. Llega un momento en la vida en el que debemos darnos cuenta de lo que hacemos mal y de porqué. No tener ni el más minimo problema con la gente puede significar o perfecto entendimiento o que uno de los dos se está callando lo que siente. y eso ciertamente está fatal. Puede hacer que una relación se deteriore. Yo soy partidaria de hablar las cosas. Preferiblemente cuando menos daño haga, no tiene porqué ser en el mismo momento de la afreta, y de forma pausada.

Soy la menos indicada para decir esto pero, hay que ser fuertes y manejar bien las prioridades, saber ordenarlas. La experiencia e sla única que nos enseña y nos ayuda.

Ank-Su-Ra dijo...

P.D: menos pensar por las noches!! que crea adicción!! :P


Un besico MykE, be happy.

Ana Cervantes dijo...

La mia también es una época de cambios... de esos de 360º... pero mira, un par de días algo chunguilla y gracias al apoyo externo y la fuerza moral siempre terminamos saliendo del agujero.

Nos adaptamos a los cambios pero es inherente al ser humano darle vueltas al coco... más por la noches, cuando nos enfrentamos a nosotros mismos.

Pero uno se llena de gratitud al ver que no anda solo el camino...

Muchos besos!